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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

martes, 7 de octubre de 2014

VIOLENCIA OBSTÉTRICA EN $HILE

Violencia Obstétrica: La herida invisible del parto
X Victoria Viñals L./Radio U. de Chile/Enviado X Mujeres y Salud
En Chile cada año cerca de 250 mil mujeres se convierten en madres. De esas, se estima que cerca del 92 por ciento sufrió algún tipo de maltrato por parte del personal de salud. Calladas e invisibilizadas durante décadas, las mujeres están empezando a hablar las cosas que pasan dentro de las salas de parto.

Claudia está aterrada, llora tras de tres días con contracciones y nueve horas de trabajo de parto. Está demasiado cansada para pujar. La matrona le dice que no lo hace bien (pujar) y que, si no lo hace bien, se le va a morir la guagua adentro. Claudia está empapada de sudor, su hijo de 33 semanas de gestación será prematuro y ella no está preparada para esto. Toma aire y puja con el terror de parir un niño muerto.

La matrona empuña unas tijeras quirúrgicas y corta la vagina de Claudia, quien, en medio del llanto, se siente incapaz de dar a luz. Otra matrona, sin preguntarle ni avisarle,  apoya el codo entre las costillas  y le empuja el vientre hacia abajo. Ese sonido sería lo último que escucharía Claudia antes de que el llanto de su hijo llenara todo el lugar.

Claudia, 24 años, diseñadora gráfica, no puede recordar su parto sin sentirse impotente. Dice que es primera vez que lo habla con alguien, y que es una herida abierta en ella: “Si viera ahora a la matrona le diría que es una perra carnicera (…) Tengo mucha pena, nunca en toda mi vida me habían tratado así”, declara entre lágrimas.

Para la diseñadora, lo suyo no fue simplemente una mala práctica del equipo médico...SEGUIR LEYENDO


Fuente: Radio U. de Chile

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